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Arquitectos: AND-Y arquitectos
- Área: 225 m²
- Año: 2021
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Fotografías:Andrea Gabriela Porquillo Cortes
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto se localiza en un barrio semi urbano rodeado de un ambiente rural que aún cuenta con construcciones de ese tipo empleando materiales como el adobe, el tabique aparente, detalles en piedra volcánica, madera rustica y teja de barro. La casa se proyectó tomando en cuenta algunos ejes y escalas de una construcción anterior en el lugar, se dio prioridad a la privacidad de los espacios internos generando al exterior una sensación incierta de lo que sucede al interior.
Los espacios públicos de la vivienda mantienen una continuidad visual y sensorial a zonas ajardinadas mediante materiales de tacto natural como piedra y maderas tratando de conservar su textura, tono, olor y densidad original. La casa cuenta con bajadas de agua pluvial concentradas hacia un mismo caudal creando una cascada que al llover desemboca a un espejo de agua que desborda en el jardín.
Las condiciones geométricas del terreno además de la necesidad de resguardo visual del exterior dieron pautas a una iluminación y ventilación cenital en la mayor parte de los espacios. El recorrido da una sensación de sorpresa y una percepción de misterio al ir completando el deseo de saber que hay detrás. A través de las épocas del año durante el día y la noche se hacen presentes diferentes efectos de luces y sombras resultando en diversas tonalidades, direcciones y formas cambiando por completo la apreciación de cada espacio, por lo que los habitantes tienen una estancia muy diferente al paso del tiempo en el lugar.
Casa Lorena da un momento a la contemplación y a la reflexión por el silencio de sus espacios mientras que a su vez nos permite ver hacia el cielo enmarcándolo. La planta alta tiene materiales en su estado puro, destacando la madera como principal elemento con la intención de generar un ambiente cálido y suave para los habitantes.
El mobiliario en madera, así como las lámparas del mismo material fueron diseñados por los arquitectos, la decoración seleccionada fue pensada para hacer notar el trabajo de los artesanos mexicanos. Los textiles tejidos en telar, así como los cestos de fibra de jonote son propios de artesanas de Cuetzalan del Progreso, Puebla y la alfarería proviene de Santa María Atzompa, Oaxaca.